22 de abril de 2007

LÍMBICOS VERSUS BÁBICOS


Interminable guerra en Irak, violencia de género galopante, cambio climático inevitable, endémicas hambrunas africanas, inefable Acebes a diario en la TV, explotación sexual y laboral de niños y mujeres, Sida asesino en el Tercer Mundo, Bush, migraciones masivas huyendo de la miseria, curas que dicen la misa en vaqueros, el gigante chino desperezándose…
Pero, ¡suenen timbales y fanfarrias, envíense SMS con la buena nueva a todos los hombres de buena voluntad (que tengan móvil, cobertura y sepan leer)!, porque ante este estado de cosas, por fin, la Iglesia se ha pronunciado.
El día 20 de abril se ha sabido que La Iglesia Católica elimina el limbo y los niños muertos no bautizados irán al Cielo.
Sorprende en el comunicado la audacia en el compromiso social que implica y la repercusión que va a tener en la realidad de millones de personas. No extraña que se diga en la nota de prensa que la comisión encargada del asunto llevaba varios años estudiando el tema del limbo.
Pero, tema tan espinoso como polémico no deja de plantear alguna duda a quienes no llevamos tantos años sobre él.
En principio ¿a quién ha pedido permiso esa Comisión para hacer esta recalificación salvaje de terrenos que ya eran patrimonio de la Humanidad? Porque yo y muchos como yo hemos crecido confiados en ese territorio ignoto en el que nos refugiábamos cuando queríamos evadirnos de una realidad amenazante o simplemente incómoda. ¿Dónde acudir ahora? ¿A Babia? Si esto se generaliza y todos los límbicos pedimos asilo político allí ¿qué dirán los babianos, o babuenses o babuinos, ante semejante invasión? ¿No rechazarán este daño colateral de la decisión vaticana y montarán una P.D.I.B (Plataforma en Defensa de la Integridad Bábica)? También podríamos quedarnos en la Inopia, que no parece tener defensores tan aguerridos como Babia, o llamarnos a andana. Pero nada como el limbo, con ese eufonismo que rima con la ternura del pan Bimbo o rememora la cadencia del mambo o la sensualidad de la samba. En fin, de consumarse el desaguisado, será una pérdida irreparable del patrimonio lingüístico y paisajístico de nuestra civilización.
De todas formas esta medida, valiente y comprometida, aunque con las incertidumbres que hemos apuntado se enmarca en una peligrosa tendencia a eliminar lo moderado, lo intermedio, lo templado. Así vemos que unos astrólogos prepotentes han degradado arbitrariamente al planeta Plutón a la categoría de pedrusco sideral, no cabe término medio o eres una estrella o no eres nadie. También nuestra prepotencia como especie dominante ha eliminado prácticamente la primavera y forzado un abrupto paso del rigor invernal al estival. Qué hablar del barrido de partidos de centro que es común en las democracias occidentales. O de la eliminación o cuando menos invisibilización social de la clase media que sustenta este tinglado pero no tiene presencia mediática alguna. O de la edad mediana de suerte que se habla de infancia, pubertad, adolescencia, juventud y se salta alegremente a la tercera y hasta la cuarta edad.
Desde aquí reivindico la persistencia de los territorios de la moderación situados en el término municipal del Medio y donde crecen especies en peligro de extinción como la elegancia, el buen gusto y la templanza gracias a un microclima de convivencia, tolerancia y diálogo amenazado también por el famoso cambio climático. Y la persistencia de territorios de evasión de la realidad a modo de burbujas ingrávidas en las que refugiarse cuando la náusea desborda a la razón y al corazón.
Yo, si cierran el limbo, solicito desde ya mi ingreso como ciudadano transitorio en Babia, con permiso de la P.D.I.B.

No hay comentarios: