con la noticia pero en época
electoral, ya se sabe...
Son 16,30 del miércoles 6 de febrero en algún lugar de la costa malagueña. Casi 200 profesionales han sacado tiempo después de su jornada laboral para asistir a unas charlas de divulgación que creen interesantes para su formación y esperan expectantes en un salón de actos. 45 minutos después, a las 17,15 se presentan los ponentes y sin más comienzan el acto. Cualquier persona mínimamente sensible se extrañaría de este comportamiento y hablaría de falta de educación por la impuntualidad o por la ausencia de explicaciones o disculpas si esta ha sido por causa mayor. Pero cuando ya quedarían perplejos es al saber que los ponentes son los máximos responsables provincial y autonómico de la Educación en nuestra Comunidad.
No por repetido y casi habitual deja de sorprender el hecho de que a partir de cierto nivel de representación política sus personajes se crean con el derecho de faltar al respeto debido a las personas a las cuales dicen servir. No duele tanto la tardanza que puede ser debida al tráfico, la “agenda” o el simple hábito de hacerse esperar, cuanto que no vean digno al auditorio de ofrecerle la justificación o disculpas pertinentes cuando le han hecho perder el tiempo tan miserablemente .
Al tufillo a arrogancia y prepotencia se une la falta absoluta de urbanidad, esa hermana pequeña de la educación, ese 3 en 1 de las relaciones sociales tan ausente como añorada hoy día. Y esto es más sangrante cuando se trata de responsables del área de Educación que deberían tener más claro el principio de pedagogía ética y política que debe impregnar la actuación de todo cargo público. No es de extrañar que después de este comportamiento todos los grandes principios educativos que se enumeraron a continuación nos sonaran a música celestial.
No por repetido y casi habitual deja de sorprender el hecho de que a partir de cierto nivel de representación política sus personajes se crean con el derecho de faltar al respeto debido a las personas a las cuales dicen servir. No duele tanto la tardanza que puede ser debida al tráfico, la “agenda” o el simple hábito de hacerse esperar, cuanto que no vean digno al auditorio de ofrecerle la justificación o disculpas pertinentes cuando le han hecho perder el tiempo tan miserablemente .
Al tufillo a arrogancia y prepotencia se une la falta absoluta de urbanidad, esa hermana pequeña de la educación, ese 3 en 1 de las relaciones sociales tan ausente como añorada hoy día. Y esto es más sangrante cuando se trata de responsables del área de Educación que deberían tener más claro el principio de pedagogía ética y política que debe impregnar la actuación de todo cargo público. No es de extrañar que después de este comportamiento todos los grandes principios educativos que se enumeraron a continuación nos sonaran a música celestial.
1 comentario:
Hola hola
vuelvo a las andadas como una de tus comentaristas y resuelve-acertijos más fieles. Pero para eso tienes que subir contenidos!!
Un beso y un apretón de manos en plan formal
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